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El castillo de Karlstejn es una de las fortalezas checas más famosas, a menudo se usa como símbolo del Reino de Bohemia y se considera comúnmente como uno de los castillos europeos más bellos. Fue construido a finales de la Edad Media por el rey de Bohemia y el emperador del Reich alemán Carlos IV de Luxemburgo en los años 1348-1365 en estilo gótico. Casi desde un principio estuvo pensado como lugar para guardar las reliquias de los santos cercanos a Carlos IV y las joyas de la corona, así como las insignias del poder real e imperial. En la época de Carlos IV, también fue la residencia del gobernante, a solo un día en coche de la capital, Praga. Uno de los edificios más valiosos del conjunto del castillo es la Gran Torre, que alberga la Capilla de la Santa Cruz con un rico interior, que recuerda a las soluciones bizantinas y rica policromía. El interior de la capilla también incluye alrededor de 2.200 piedras pulidas y 129 pinturas del maestro Teodorico, probablemente el pintor checo más destacado de la Baja Edad Media. También era donde se depositaban las más valiosas reliquias e insignias de poder.
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